Parras de la Fuente o simplemente Parras, es la cabecera municipal del municipio homónimo en el estado mexicano de Coahuila, localizado en la región sur del estado.
Su cabecera fue fundada en 1598 siendo así de las primeras poblaciones españolas en La Laguna al igual que Mapimí y Cuencamé.
La ciudad es reconocida por ser donde se estableció la primera bodega vitivinícola del Continente Americano al igual de ser la Cuna de Nacimiento del Héroe Revolucionario Francisco I. Madero.
En el 2004 Parras de la Fuente fue incluido al programa Pueblos Mágicos por la Secretaría de Turismo al considerar su gran aporte cultural, gastronómico y artístico al País.
En el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León Parras de la Fuente fue declarada Zona de Monumentos Históricos mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el miércoles 18 de febrero de 1998.
La zona fue inscrita en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el folio Real: 9 3HZM00000040.
Se localiza al sur del Estado de Coahuila en el noreste de México. En un área compuesta por abundantes mantos freáticos y a una altura de 1,520 metros sobre el nivel del mar. Considerada como parte de los municipios que forman la región Lagunera.
Se localiza a 157 kilómetros de Saltillo y a 154 kilómetros de Torreón.
Se divide en 175 localidades, cuenta con una superficie de 9,271.7 kilómetros cuadrados, lo que representan el 6.12% del total de la superficie del estado.
Limita al Norte con Cuatrociénegas, al noroeste con San Pedro de las Colonias, al este con el municipio de General Cepeda y Saltillo, al oeste con el municipio de Viesca y al sur con el estado de Zacatecas.
En el año 1568 Conquistadores Españoles salieron de Zacatecas a lo que hoy es Coahuila en busca de oro, y en medio del desierto no encontraron oro pero sí un verdadero oasis con manantiales de agua y una gran profusión de Parras silvestres que de se produce en todo él, mayormente en las riveras de sus arroyos.
Nombrando en ese momento con el nombre de Valle del Pirineo o Valle de las Parras, posteriormente nombrado Santa María de las Parras y Las Lagunas.
Fue fundada en 1598 por el padre jesuita Juan Agustín de Espinoza con el nombre de Misión de Santa Maria de las Parras y Las Lagunas. En este lugar se encuentra la vinícola más antigua del continente americano, fundada en 1597 por don Lorenzo García bajo el nombre de Vinícola San Lorenzo y que a partir de 1893 lleva el nombre de Casa Madero.
El antiguo archivo Maria Matheo que se conserva en el Antiguo Colegio de San Ignacio de Parras de la Fuente, contiene documentos probatorios de que ya durante los primeras tres décadas de 1600 se cultivaba la vid en amplias extensiones del Valle de Parras y existían pequeñas bodegas que procesaban vino.
El documento más antiguo del Archivo (expediente 1) que data de 1620 es, precisamente un edicto episcopal firmado por el Obispo de Guadalajara D. Francisco de Rivera, en el que ordena se establezca el archivo parroquias, lo cual dio origen a éste.
El Archivo es valioso no sólo por lo que se refiere a Parras —cuyo pasado revive— sino también porque trata de asuntos realizados en Viesca, en Saltillo, en Patos, en Durango, de manera que abarca el sur del actual Estado de Coahuila y una parte del vecino Durango. Pero también guarda ejemplares que relatan hechos acaecidos en la capital mexicana, en Roma, en Madrid y hasta en China, Francia y Sudamérica.
Parras fue fundado oficialmente el 18 de febrero de 1598 por el capitán Martín Antón Zapata, quien era Justicia Mayor de Las Parras y Lagunas, paraje que también había fundado 20 años antes. La primera estancia española del lugar fue establecida por el capitán Francisco de Urdiñola, en la que posteriormente se construiría la hacienda El Rosario, propiedad del marquesado de San Miguel de Aguayo.
El capitán Martín Antón Zapata emprendió el proyecto de colonizar formalmente la región desde el año de 1587, pero no fue hasta 1598 cuando, acompañado del padre jesuita Juan Agustín de Espinoza, logró la pacificación, catequización y ocupación del territorio. En 1599, por órdenes expresas del virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, se procedió a trasladar hasta esas tierras a un grupo importante de indígenas tlaxcaltecas, que en ese entonces radicaban en Saltillo. Como testimonio de tal acontecimiento, la ciudad conserva una cruz que se encuentra en un sitio conocido como Cueva de Texcalco, lugar donde se creó la congregación indígena.
Parras perteneció a la jurisdicción de la Nueva Vizcaya hasta 1785, cuando tuvo lugar la división de la Nueva España en intendencias a partir de las Reformas Borbónicas, expedidas por la corona española.
Como resultado de ello, Parras se agregó a la Provincia de Coahuila, perteneciente al grupo de las Provincias Internas de Occidente, cuya capital era Monclova. La villa de Parras fue elevada al rango de ciudad en 1868.
Sus rincones monumentales nos hablan de un desarrollo agrícola que lo coloca en los primeros lugares de la producción de vinos, aguardientes y licores diversos, tan famosos y apreciados como su industria textil especializada en la mezclilla, considerada de gran calidad en el mundo entero.
El vino se produce con orgullo desde finales del siglo XVI, gracias a la petición de las órdenes religiosas a la corona española de permitir el cultivo de la vid en esas tierras para así contar con vino suficiente para los servicios religiosos.
Junto a esta industria, la producción de textiles y la fabricación de productos metálicos y accesorios, así como la crianza de ganado bovino, caprino, porcino y aviar, atrajo la atención de innumerables ciudadanos extranjeros procedentes de diferentes partes de Europa, particularmente de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Grecia, que llegaron como asesores técnicos y vitivinícolas, dando origen a una interesante mezcla cultural y racial que ha dotado de un carácter especial a los habitantes del lugar, el cual posee 0.4 por ciento de la población indígena total del municipio, la cual tiene como lengua principal el tarahumara, seguida por el náhuatl.
Desde el siglo XVI, Parras fue conocido también con el nombre de Valle de los Pirineos, por su semejanza con el de Europa, tan propicio para el cultivo de la vid y el olivo, destacándose desde esa época un importante número de casas y bodegas dedicadas a la elaboración del vino, tales como las Antiguas Bodegas de Perote, Bodegas de El Rosario, Bodegas El Vesubio y la Casa Madero en la Hacienda San Lorenzo.
La historia de las bodegas está relacionada íntimamente con la ciudad, ya que en 1593, don José de Aslor y Virto de Vera, Segundo Marqués de Aguayo, obtuvo por merced del rey Felipe II de España un conjunto de 15 sitios de ganado menor, tierras en las cuales construyó un amplio espacio hacendario conocido como San Lorenzo de la Laguna, lugar en el que posteriormente serían fundadas algunas de las ciudades más importantes de Coahuila, como Torreón, e incluso de Durango.
Más tarde, la hacienda fue vendida en partes iguales a los señores Leonardo Zuloaga y Juan Ignacio Jiménez, de los cuales el primero obtuvo la propiedad del terreno que se encontraba en Coahuila.
Intervención
Durante el periodo de la Intervención Francesa, la hacienda le fue expropiada a doña Luisa de Ibarra, viuda de Leonardo Zuloaga, aunque después le fue devuelta en un importante porcentaje, mismo que fue adquirido por Fernando Chapman, un ciudadano inglés quien finalmente renombró al lugar como Perote, el cual se dice procede del nombre de un indígena irritila, nativo de Parras, que vivió hace 400 años y que era conocido como don Pedrote, azote de los españoles y de las caravanas que se trasladaban a las ciudades vecinas, pues continuamente él y su tribu perpetraban asaltos al acechar desde los cerros cercanos a la ciudad.
Chapman, ante la dificultad para pronunciar la D de Pedrote, lo convirtió en Perote, reinventando la fama de las bodegas que desde 1865 funcionaban ya como resguardo de los deliciosos vinos generosos, brandys y aguardientes de alta calidad que siguen siendo famosos en el mundo entero.
Por su parte, Casa Madero fue fundada a finales del siglo XIX por don Evaristo Madero Elizondo en las instalaciones de la Hacienda de San Lorenzo, consolidándose paulatinamente como una de las empresas vitivinícolas más importantes de América.
Su renombre se debe en parte a las cosechas que han dado origen a algunos de los vinos más famosos del mundo como el Cabernet Sauvignon.
Asimismo, Parras se ha distinguido también como un notable exportador de mezclilla. Mal haríamos en no mencionar a la que es considerada como una de las productoras más importantes y más antiguas, La Estrella, creada en 1854 por el coronel Rafael Aguirre y adquirida en 1870 por Evaristo Madero, el mismo que fundó la famosísima casa vitivinícola Casa Madero, quien logró consolidar su fama internacional en la producción de jeans de alta calidad, producto cuyo auge sigue en ascenso.
Revolución Mexicana
De Parras han surgido notables personajes que han destacado por sus méritos en la historia de México.
Tal es el caso del ilustre Don Francisco I. Madero y su hermano Gustavo A. Madero, nietos del empresario Evaristo Madero, que se convirtieron en ideólogos y fundadores de la lucha revolucionaria en contra del General Porfirio Díaz.
En particular, la figura de Francisco I. Madero es una de las más importantes en la política mexicana contemporánea, ya que fue el primer presidente de México después de la caída de Díaz, ocupando el cargo entre 1911 y 1913.
Fue trágicamente asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez en la ciudad de México, el 22 de febrero de 1913.
Actualidad
En el año 2013 el vino Chenin Blanc fue premiado en París como el mejor vino blanco del mundo obteniendo en dicho certamen medalla de oro para la cosecha 2013, mientras que el vino V Rosado obtuvo dos medallas de plata en ese mismo certamen, ambos pueden degustarse en el Museo del Vino. Las mejores épocas para cultivar la vid son la primavera y el verano, ya que los campos se cubren de verde y Parras se transforma en un verdadero vergel.