Con 23 años de edad, Francisco I. Madero realizó algunos estudios informales de homeopatía, que practicaba con los peones enfermos de las haciendas de su familia, en Parras de la Fuente, Coahuila; proporcionándoles gratuitamente los medicamentos.
La introducción de Madero a esta medicina alternativa fue enteramente incidental en el año de 1896, cuando un coronel, de nombre Carlos Herrera, devoto de ese sistema de curación y amigo de la familia Madero, encargó al padre de Francisco un botiquín con medicamentos homeópatas para su resguardo; el cual llamó su atención. Interrogando y aprendiendo de sus respuestas, con el pasar de los años, Francisco fue adquiriendo conocimientos del coronel Herrera sobre el tema.
En 1902, doña Mercedes González, madre Francisco, cayó gravemente enferma de fiebre tifoidea, entonces, éste resolvió tratar con medicamentos homeópatas su enfermedad. Gracias a los cuidados de su hijo, quien no se separó nunca de ella, y de su esposo, doña Mercedes logró recuperarse mejor que con la homeopatía, pues tuvo dos recaídas fuertes. De todas formas, Francisco Ignacio se convenció de que se trataba del más lógico de los métodos de curación de enfermedades y comenzó a adquirir su propio botiquín y las instrucciones elementales para usarlo. Seguidamente se absorbió en la lectura de los homeópatas más en boga por entonces en la Ciudad de México. Devoró el "Organon" de S. Hahnemann y extendió su copiosa correspondencia a la que sostuvo con el médico don Ignacio Fernández de Lara, que con don Joaquin Segura y Pesado y don Edmundo Torreblanca, constituían los "apóstoles", como él los llamaba, de la nueva ciencia que a fines del siglo XlX era nueva en toda la República.
Así, Francisco I. Madero se convirtió en entusiasta propagandista de este sistema terapéutico, y se dedicó a adquirir mayores experiencias y comprobaciones de su eficacia, aplicándolo gratuitamente a sus peones, para lo cual llevaba un registro con notas de cada uno de los casos tratados, de las altas y las bajas de las enfermedades, como el siguiente:
"C.V.- Edad, 16 años - A consecuencia de unos frijoles descompuestos le han dado diversos padecimientos en el estómago. Le dí Arsénico que le ha probado muy bien, pero le queda el estomago muy duro. - Agto. 30. - Pulsatilla 30a - Sept. 14. - Está enfermo de calenturas intermitentes. Plantago. - Sept. 19. - No tomó el Plantago como le prescribí y no le dió el resultado deseado. Además, parece que es más bien fiebre gástrica. Nux Vómica."
Muchos lo vieron entrar sin pena a las chozas de "sus enfermos", que lo miraban llegar como una bendición, a preguntar por el curso de sus enfermedades y a prolongar la historia clínica que llevaba de cada uno.
Fotografía: Francisco I. Madero y peones en hacienda de Parras. Ca. 1907
Créditos VivelaRevolucionMexicana
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