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viernes, 28 de diciembre de 2018
jueves, 6 de diciembre de 2018
Bendicion de Cascos
¡La espera llego!
25 al 27 de enero
Estamos listos para el evento biker mas importante del norte país, te invitamos a que estés al pendiente de nuestra pagina, donde encontraras toda la información de este tan esperado evento.
Grandes sorpresas, están por venir...
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jueves, 8 de noviembre de 2018
Segundo encuentro numismático
Nuevamente en Parras, segundo encuentro numismático con mas de 15 expositores de diferentes estados de la república, reunidos en el mejor lugar.
Evento que no te puedes perder...
¡Te esperamos en la tierra de Madero!
#VinoAlMejorLugar #ParrasPuebloMágico
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martes, 23 de octubre de 2018
¿Por que Parras y La Laguna?
La Región de Parras y la Laguna, forma una comprensión situada en el sur, suroeste del estado de Coahuila y el noreste del de Durango, cuyo origen como tal, se remonta hacia finales del siglo XVI. La primera noticia que se tiene de la región de la Laguna, como se le conoció en sus inicios en los documentos jesuitas, sus creadores y conformadores, procede del año de 1591, la cual quedó registrada en una carta que el padre Visitador Diego de Avellaneda envió al padre Superior General Claudio de Acuaviva, con residencia en Roma, en donde le comentó la conveniencia de incursionar desde la residencia en Zacatecas, en la región de la Laguna, en donde había “una inmensa mies de indios infieles” que eran pacíficos.
Sin embargo, al contrario de la anterior opinión, en mayo de 1592 hubo otro informe del entonces Padre Provincial Esteban Páez al Padre General, en el que se consideró la inconveniencia de misionar en la Laguna. El padre Páez, se basó en un reporte del padre Gonzalo de Tapia, que había sido enviado a la región de la Laguna con el fin de considerar la posibilidad o no de que los jesuitas evangelizaran dicha región. Al Provincial y al padre Tapia “les pareció que lo de la Laguna y todo lo de por allá era trabajo perdido”. Una tercera opinión al respecto la expresó alguno de los Padres Martín Peláez o Nicolás de Arnaya, de que “los indígenas de la región de la Laguna tenían mucha necesidad de ser evangelizados y observó que los naturales mostraban buena disposición de recibir el Evangelio”.
Con las referencias anteriores, fue entre los años de 1592-1593, cuando el Padre Provincial Esteban Páez, tramitó ante el monarca español Felipe II, la autorización para poder atender a la Laguna. En abril de 1594, dicho monarca envió a la Casa de Contratación de Sevilla, la cual controlaba en lo absoluto lo relativo a los viajes marítimos que se hiciesen de España a tierras Novohispanas y viceversa, la autorización en la que se permitía al padre Pedro de Morales para que los jesuitas pasaran a Topia, Sinaloa y la Laguna. Sin embargo el Padre Provincial había decidido desde 1593, que los jesuitas atendieran la Laguna en ese año.
Fue en el año de 1594, cuando se dieron las primeras incursiones de los misioneros jesuitas a la región de la Laguna, la cual podía ser atendida desde las residencias de Zacatecas o de Guadiana (Durango); fue de ésta última de donde partieron los primeros sacerdotes que vinieron a hacer su labor evangelizadora en la citada región. Para septiembre de ese año, ya habían salido de Guadiana y operaban en la Laguna, los padres Gerónimo Ramírez, Martín Peláez y Juan Agustín de Espinoza, poco después se les agregó el padre Nicolás Rodríguez.
A partir de ese año las incursiones de los sacerdotes jesuitas a la región de la Laguna se incrementaron, sin haber establecido un puesto fijo de residencia, aún no localizaban el sitio ideal para hacerlo, iban y venían de Guadiana. En enero de 1595, el virrey Luis de Velazco, otorgó a dos misioneros jesuitas en la Laguna 650 pesos a cada uno, para que los utilizaran en la compra de los menesteres que necesitasen en su apostolado, tales como cálices, misales, libros, vestuario, vinajeras, caballos y para el sueldo de los guías indígenas.
Así anduvieron los padre los dos primeros años de 1594 a 1596. En este último, asistían la misión en la Laguna, los padres: Francisco Gutiérrez de 37 años, Gerónimo Ramírez de igual edad, Pedro Segovia de 33 y Juan Agustín de 28, además del Hermano Juan de la Carrera; para principios de ese 1597 ya se les había asignado un nuevo colaborador en la persona de Bartolomé de Hermosa. En el trascurso de 1596 y 1597, dichos sacerdotes, hicieron sus primeras incursiones al valle de las Parras, en donde “…halló el padre Juan Agustín… lo que podía ser para juntar en modo de pueblo un gran golpe de gente, así de las sierras como de la laguna, es este valle muy fértil y abundante de agua que bajaba de las faldas de una de las más altas sierras de toda esta comarca, le riegan con gran abundancia y la tierra de suyo produce muchas parras y uvas silvestres… Aquí hizo pie el padre Juan Agustín y sin otra ayuda de costa ni bolsa que la de un pobre religioso para el mejor gasto que necesariamente había de tener semejante empresa…”
La fundación de Parras fue la obra culminante de las incursiones jesuitas, en la región de La Laguna, en donde el padre Juan Agustín fue el principal protagonista para llevar a cabo aquella loable tarea. Para ello convocó a gente de la laguna, de las serranías comarcanas y del valle de las Parras, quienes en conjunto formaron un gran pueblo. Con las limosnas de algunos españoles de la región logró comprar algunos bueyes y arados “… y repartiéndoles la tierra se les enseñó a cultivar… dándoles cada día de comer y a veces sirviéndoles de cocinero… Tanta era la barbaridad de la gente y tanta la caridad del padre, que después los indios se aficionaron al maíz que aquel año cogieron de sus milpas, y se asentaron mas de propósito y el número de gente fue creciendo…”
Aquella región a la que en primera instancia de le denominó como de La Laguna, a partir de la fundación del pueblo de Santa María de las Parras, la misión tomo el nombre de Parras y La Laguna; por ser dicho pueblo el principal asiento de los jesuitas en la mencionada región, allí establecieron Casa Residencia, y fue el punto de partida para las futuras misiones evangelizadores que realizaron los jesuitas por la región de la misma Parras y la región de la Laguna. Al parejo de Parras, los jesuitas habían fundado otra gran misión denominada de San Pedro de la Laguna, sin los alcances de la de Parras y que al dejarla los jesuitas en el año de 1641, pasó al clero secular y desapareció hacia el año de 1682, ante la falta de atención de los sacerdotes en turno y del constante acoso de los indios Cabezas y Tobosos.
La Misión de Parras y La Laguna, abarcaba todo lo que es el valle de las Parras y al poniente hasta la región de Mapimí y San Juan de Casta, en el estado de Durango. En lo político a dicha región se le denominaba jurisdicción del Valle de las Parras, la Laguna y Río de las Nazas, o bien de la Laguna, Parras y Río de las Nazas y su titular era un Justicia Mayor, puesto, que siempre era ejercido por individuos de origen español, ultramarino. Esta región, como una unidad política, con un origen común, formó parte de la provincia de la Nueva Vizcaya, hasta el período de 1785-1787, tiempo en que se separó, a los municipios del hoy estado de Coahuila de los de Durango para pasar a formar parte, los primeros de la provincia de Coahuila y los segundos siguieron perteneciendo a la de la Nueva Vizcaya. Con la desaparición de las provincias, después de la Independencia, los municipios continuaron separados, unos pertenecientes a Coahuila y otros al estado de Durango.
Actualmente a dicha región se le ha denominado Comarca Lagunera y sigue conformada por los municipios de Coahuila y Durango, que por siempre la han integrado y que a pesar de dicha separación, siguen conservado aquella identidad que los caracterizó desde su conformación como una región de las más ricas y prósperas del México Norteño.
Los temas que trataremos en este sitio, son con el fin de rescatar algunos trozos de nuestra Región de Parras y la Laguna, muy rica en anécdotas referentes a personas, hechos y lugares que se dieron y existieron por acá, a través de más de cuatrocientos años que nos anteceden, en los sitios denominados, Parras, San Pedro, Viesca, Matamoros, Torreón, Gómez Palacio, Lerdo y Mapimí, entre otros lugares de esta región.
Sin embargo, al contrario de la anterior opinión, en mayo de 1592 hubo otro informe del entonces Padre Provincial Esteban Páez al Padre General, en el que se consideró la inconveniencia de misionar en la Laguna. El padre Páez, se basó en un reporte del padre Gonzalo de Tapia, que había sido enviado a la región de la Laguna con el fin de considerar la posibilidad o no de que los jesuitas evangelizaran dicha región. Al Provincial y al padre Tapia “les pareció que lo de la Laguna y todo lo de por allá era trabajo perdido”. Una tercera opinión al respecto la expresó alguno de los Padres Martín Peláez o Nicolás de Arnaya, de que “los indígenas de la región de la Laguna tenían mucha necesidad de ser evangelizados y observó que los naturales mostraban buena disposición de recibir el Evangelio”.
Con las referencias anteriores, fue entre los años de 1592-1593, cuando el Padre Provincial Esteban Páez, tramitó ante el monarca español Felipe II, la autorización para poder atender a la Laguna. En abril de 1594, dicho monarca envió a la Casa de Contratación de Sevilla, la cual controlaba en lo absoluto lo relativo a los viajes marítimos que se hiciesen de España a tierras Novohispanas y viceversa, la autorización en la que se permitía al padre Pedro de Morales para que los jesuitas pasaran a Topia, Sinaloa y la Laguna. Sin embargo el Padre Provincial había decidido desde 1593, que los jesuitas atendieran la Laguna en ese año.
Fue en el año de 1594, cuando se dieron las primeras incursiones de los misioneros jesuitas a la región de la Laguna, la cual podía ser atendida desde las residencias de Zacatecas o de Guadiana (Durango); fue de ésta última de donde partieron los primeros sacerdotes que vinieron a hacer su labor evangelizadora en la citada región. Para septiembre de ese año, ya habían salido de Guadiana y operaban en la Laguna, los padres Gerónimo Ramírez, Martín Peláez y Juan Agustín de Espinoza, poco después se les agregó el padre Nicolás Rodríguez.
A partir de ese año las incursiones de los sacerdotes jesuitas a la región de la Laguna se incrementaron, sin haber establecido un puesto fijo de residencia, aún no localizaban el sitio ideal para hacerlo, iban y venían de Guadiana. En enero de 1595, el virrey Luis de Velazco, otorgó a dos misioneros jesuitas en la Laguna 650 pesos a cada uno, para que los utilizaran en la compra de los menesteres que necesitasen en su apostolado, tales como cálices, misales, libros, vestuario, vinajeras, caballos y para el sueldo de los guías indígenas.
Así anduvieron los padre los dos primeros años de 1594 a 1596. En este último, asistían la misión en la Laguna, los padres: Francisco Gutiérrez de 37 años, Gerónimo Ramírez de igual edad, Pedro Segovia de 33 y Juan Agustín de 28, además del Hermano Juan de la Carrera; para principios de ese 1597 ya se les había asignado un nuevo colaborador en la persona de Bartolomé de Hermosa. En el trascurso de 1596 y 1597, dichos sacerdotes, hicieron sus primeras incursiones al valle de las Parras, en donde “…halló el padre Juan Agustín… lo que podía ser para juntar en modo de pueblo un gran golpe de gente, así de las sierras como de la laguna, es este valle muy fértil y abundante de agua que bajaba de las faldas de una de las más altas sierras de toda esta comarca, le riegan con gran abundancia y la tierra de suyo produce muchas parras y uvas silvestres… Aquí hizo pie el padre Juan Agustín y sin otra ayuda de costa ni bolsa que la de un pobre religioso para el mejor gasto que necesariamente había de tener semejante empresa…”
La fundación de Parras fue la obra culminante de las incursiones jesuitas, en la región de La Laguna, en donde el padre Juan Agustín fue el principal protagonista para llevar a cabo aquella loable tarea. Para ello convocó a gente de la laguna, de las serranías comarcanas y del valle de las Parras, quienes en conjunto formaron un gran pueblo. Con las limosnas de algunos españoles de la región logró comprar algunos bueyes y arados “… y repartiéndoles la tierra se les enseñó a cultivar… dándoles cada día de comer y a veces sirviéndoles de cocinero… Tanta era la barbaridad de la gente y tanta la caridad del padre, que después los indios se aficionaron al maíz que aquel año cogieron de sus milpas, y se asentaron mas de propósito y el número de gente fue creciendo…”
Aquella región a la que en primera instancia de le denominó como de La Laguna, a partir de la fundación del pueblo de Santa María de las Parras, la misión tomo el nombre de Parras y La Laguna; por ser dicho pueblo el principal asiento de los jesuitas en la mencionada región, allí establecieron Casa Residencia, y fue el punto de partida para las futuras misiones evangelizadores que realizaron los jesuitas por la región de la misma Parras y la región de la Laguna. Al parejo de Parras, los jesuitas habían fundado otra gran misión denominada de San Pedro de la Laguna, sin los alcances de la de Parras y que al dejarla los jesuitas en el año de 1641, pasó al clero secular y desapareció hacia el año de 1682, ante la falta de atención de los sacerdotes en turno y del constante acoso de los indios Cabezas y Tobosos.
La Misión de Parras y La Laguna, abarcaba todo lo que es el valle de las Parras y al poniente hasta la región de Mapimí y San Juan de Casta, en el estado de Durango. En lo político a dicha región se le denominaba jurisdicción del Valle de las Parras, la Laguna y Río de las Nazas, o bien de la Laguna, Parras y Río de las Nazas y su titular era un Justicia Mayor, puesto, que siempre era ejercido por individuos de origen español, ultramarino. Esta región, como una unidad política, con un origen común, formó parte de la provincia de la Nueva Vizcaya, hasta el período de 1785-1787, tiempo en que se separó, a los municipios del hoy estado de Coahuila de los de Durango para pasar a formar parte, los primeros de la provincia de Coahuila y los segundos siguieron perteneciendo a la de la Nueva Vizcaya. Con la desaparición de las provincias, después de la Independencia, los municipios continuaron separados, unos pertenecientes a Coahuila y otros al estado de Durango.
Actualmente a dicha región se le ha denominado Comarca Lagunera y sigue conformada por los municipios de Coahuila y Durango, que por siempre la han integrado y que a pesar de dicha separación, siguen conservado aquella identidad que los caracterizó desde su conformación como una región de las más ricas y prósperas del México Norteño.
Los temas que trataremos en este sitio, son con el fin de rescatar algunos trozos de nuestra Región de Parras y la Laguna, muy rica en anécdotas referentes a personas, hechos y lugares que se dieron y existieron por acá, a través de más de cuatrocientos años que nos anteceden, en los sitios denominados, Parras, San Pedro, Viesca, Matamoros, Torreón, Gómez Palacio, Lerdo y Mapimí, entre otros lugares de esta región.
Fuente parrasylalaguna
domingo, 21 de octubre de 2018
Día del Ausente
¿Sabias que?
El municipio de Parras de la Fuente celebra entre el primero y el cinco de noviembre el día del Ausente en el que se pretende reunir a los originarios de esta localidad Coahuilense que por alguna razón radican en otros municipios del estado, del país e incluso en el extranjero.
El origen de esta celebración se refiere al reencuentro entre hermanos, primos, tíos, abuelos y amigos de este que es el primer municipio mágico del norte de México.
Después de más de diez años de que un evento de este tipo no se realizaba, las acciones se retoman y desde hace 3 años la invitación se hace extensiva para todas aquellas personas o familias que tengan lazos afectivos con el oasis del desierto y la sucursal del cielo, así como para todos aquellos visitantes que ya conocen la tierra de don Francisco I. Madero y que quieren regresar.
Hagamos que esta publicación llegue a cada rincón y a cada Parrense que se encuentra ausente.
#AusentePresente #FestivalDelAusente #ParrasCoahuila #FestivalDelAusente2018 #PuebloMágico
Crédito OCV Parras
El municipio de Parras de la Fuente celebra entre el primero y el cinco de noviembre el día del Ausente en el que se pretende reunir a los originarios de esta localidad Coahuilense que por alguna razón radican en otros municipios del estado, del país e incluso en el extranjero.
El origen de esta celebración se refiere al reencuentro entre hermanos, primos, tíos, abuelos y amigos de este que es el primer municipio mágico del norte de México.
Después de más de diez años de que un evento de este tipo no se realizaba, las acciones se retoman y desde hace 3 años la invitación se hace extensiva para todas aquellas personas o familias que tengan lazos afectivos con el oasis del desierto y la sucursal del cielo, así como para todos aquellos visitantes que ya conocen la tierra de don Francisco I. Madero y que quieren regresar.
Hagamos que esta publicación llegue a cada rincón y a cada Parrense que se encuentra ausente.
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domingo, 14 de octubre de 2018
Festival del Ausente 2018
⚰️💐💀🕯️🕯️Festival del Ausente 2018🕯️🕯️💀💐⚰️
Te esperamos del 01 al 04 de noviembre en nuestro bello pueblo mágico, se parte de esta bonita celebración que tanto nos caracteriza como mexicanos.
Callejoneadas, altares, velaciones, arte, danzas, catrinas vivientes, música y mas!
¡Escápate! 🛣️
#FestivalDelAusente #ParrasPuebloMágico #Eventos #DíaDeMuertos #VinoAlMejorLugar
www.ocvparras.com
Te esperamos del 01 al 04 de noviembre en nuestro bello pueblo mágico, se parte de esta bonita celebración que tanto nos caracteriza como mexicanos.
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martes, 9 de octubre de 2018
La Vínícola más antigua de América, Casa Madero, 1597
Foto: casamadero
La llegada de los jesuitas al Valle de Parras en 1594, origina la primera producción de vino del valle. Sin embargo, hasta 1597, no se hace oficial la plantación de viñas y elaboración de vino y brandy, dando lugar al nacimiento de la Hacienda de San Lorenzo, conocida hoy en día como Casa Madero, la vinícola más antigua de América, situada al pie de la Sierra Madre Oriental en México.
jueves, 4 de octubre de 2018
...::: Francisco I. Madero, el hacendado homeópata.
Con 23 años de edad, Francisco I. Madero realizó algunos estudios informales de homeopatía, que practicaba con los peones enfermos de las haciendas de su familia, en Parras de la Fuente, Coahuila; proporcionándoles gratuitamente los medicamentos.
La introducción de Madero a esta medicina alternativa fue enteramente incidental en el año de 1896, cuando un coronel, de nombre Carlos Herrera, devoto de ese sistema de curación y amigo de la familia Madero, encargó al padre de Francisco un botiquín con medicamentos homeópatas para su resguardo; el cual llamó su atención. Interrogando y aprendiendo de sus respuestas, con el pasar de los años, Francisco fue adquiriendo conocimientos del coronel Herrera sobre el tema.
En 1902, doña Mercedes González, madre Francisco, cayó gravemente enferma de fiebre tifoidea, entonces, éste resolvió tratar con medicamentos homeópatas su enfermedad. Gracias a los cuidados de su hijo, quien no se separó nunca de ella, y de su esposo, doña Mercedes logró recuperarse mejor que con la homeopatía, pues tuvo dos recaídas fuertes. De todas formas, Francisco Ignacio se convenció de que se trataba del más lógico de los métodos de curación de enfermedades y comenzó a adquirir su propio botiquín y las instrucciones elementales para usarlo. Seguidamente se absorbió en la lectura de los homeópatas más en boga por entonces en la Ciudad de México. Devoró el "Organon" de S. Hahnemann y extendió su copiosa correspondencia a la que sostuvo con el médico don Ignacio Fernández de Lara, que con don Joaquin Segura y Pesado y don Edmundo Torreblanca, constituían los "apóstoles", como él los llamaba, de la nueva ciencia que a fines del siglo XlX era nueva en toda la República.
Así, Francisco I. Madero se convirtió en entusiasta propagandista de este sistema terapéutico, y se dedicó a adquirir mayores experiencias y comprobaciones de su eficacia, aplicándolo gratuitamente a sus peones, para lo cual llevaba un registro con notas de cada uno de los casos tratados, de las altas y las bajas de las enfermedades, como el siguiente:
"C.V.- Edad, 16 años - A consecuencia de unos frijoles descompuestos le han dado diversos padecimientos en el estómago. Le dí Arsénico que le ha probado muy bien, pero le queda el estomago muy duro. - Agto. 30. - Pulsatilla 30a - Sept. 14. - Está enfermo de calenturas intermitentes. Plantago. - Sept. 19. - No tomó el Plantago como le prescribí y no le dió el resultado deseado. Además, parece que es más bien fiebre gástrica. Nux Vómica."
Muchos lo vieron entrar sin pena a las chozas de "sus enfermos", que lo miraban llegar como una bendición, a preguntar por el curso de sus enfermedades y a prolongar la historia clínica que llevaba de cada uno.
Fotografía: Francisco I. Madero y peones en hacienda de Parras. Ca. 1907
Créditos VivelaRevolucionMexicana
lunes, 30 de julio de 2018
Iglesia de San Ignacio de Loyola
Visita esta histórica iglesia, ubicada en el centro de Parras de la Fuente Coahuila.
disfruta de su arquitectura y sus pinturas del siglo XVII.
#VinoAlMejorLugar #SanIgnacioDeLoyola #ParrasDeLaFuente#TurismoReligioso
domingo, 29 de julio de 2018
¿Sabías que?
¿Sabías que?
El origen de las fiestas de la vendimia está marcado por la relación entre el ser humano y los dioses antiguos, es decir, las fuerzas de la naturaleza. El acuerdo entre las deidades, así como su generosidad, traía consigo el alimento para el cuerpo y también para el alma. De ahí el sesgo religioso, en el sentido más amplio del término, de estas celebraciones.
El pisado de la uva tocó a los romanos, en el auge de su imperio, propagar su rudimentaria pero efectiva técnica de elaboración, que consistía en pisar las uvas en lagares de piedra y dejar después fermentar el mosto de manera natural.
En la actualidad, la mayor parte de las fiestas de la vendimia que se hacen en el mundo incluyen de una u otra forma el ritual del pisado de las uvas.
El registro más antiguo que se tiene de esta celebración data del año 1000 a. C. en las costas del Mediterráneo Oriental, en la región fenicia; sin embargo, fueron los griegos los más entusiastas promotores de este festejo, ya que para el 900 a. C. los vinicultores ofrecían fiestas con motivo de la cosecha, y fueron los griegos quienes difundieron la vitivinicultura en el Mediterráneo, llevando a la Península itálica, Galia e Hispania sus tradiciones agrícolas, y con ellas la celebración de las fiestas de la vendimia.
Parras de la Fuente, considerado como una zona vinícola muy importante a nivel mundial tiene mas de 400 años con esta tradición.
El origen de las fiestas de la vendimia está marcado por la relación entre el ser humano y los dioses antiguos, es decir, las fuerzas de la naturaleza. El acuerdo entre las deidades, así como su generosidad, traía consigo el alimento para el cuerpo y también para el alma. De ahí el sesgo religioso, en el sentido más amplio del término, de estas celebraciones.
El pisado de la uva tocó a los romanos, en el auge de su imperio, propagar su rudimentaria pero efectiva técnica de elaboración, que consistía en pisar las uvas en lagares de piedra y dejar después fermentar el mosto de manera natural.
En la actualidad, la mayor parte de las fiestas de la vendimia que se hacen en el mundo incluyen de una u otra forma el ritual del pisado de las uvas.
El registro más antiguo que se tiene de esta celebración data del año 1000 a. C. en las costas del Mediterráneo Oriental, en la región fenicia; sin embargo, fueron los griegos los más entusiastas promotores de este festejo, ya que para el 900 a. C. los vinicultores ofrecían fiestas con motivo de la cosecha, y fueron los griegos quienes difundieron la vitivinicultura en el Mediterráneo, llevando a la Península itálica, Galia e Hispania sus tradiciones agrícolas, y con ellas la celebración de las fiestas de la vendimia.
Parras de la Fuente, considerado como una zona vinícola muy importante a nivel mundial tiene mas de 400 años con esta tradición.
Fundación e historia de Parras
Fundación e historia de Parras
En el año de 1578 Parras comenzó a poblarse, produciéndose
una colonización más estable nueve años después.
Los asentamientos que habían fracasado, entre ellos el de
Cópala el cual se realizó presuntamente en la orilla de la Laguna de Mayran y
las mercedes otorgadas a particulares, pasaron a poder del español Francisco de
Urdiñola.
Urdiñola estableció su casa, viñedos y bodegas y al lugar lo
llamó la Misión de Santa María de las Parras. La hacienda por su parte, sería
reconocida como hacienda de arriba, también como estancia de Urdiñola y después
de la independencia de México como Hacienda del Rosario.
Años más tardes hubo otra finca que al igual que la de
Urdiñola comenzó a dar frutos, ésta se ubicaba hacia el norte a una legua de
distancia, se llamaba Hacienda de abajo de San Lorenzo propiedad de Don Lorenzo
García.
Luego de varios años, el 18 de febrero de 1598 el capitán
Antón Martín Zapata acompañado del padre jesuita Juan Agustín de Espinoza,
ocuparon el territorio al que le dieron por nombre Villa de Santa María de las
Parras.
Un año después y por órdenes expresas del virrey Gaspar de
Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, se procede a trasladar hasta esas tierras
a un grupo importante de indígenas tlaxcaltecas, que en ese entonces radicaban
en Saltillo. Como testimonio de tal acontecimiento, la ciudad conserva una cruz
que se encuentra en un sitio conocido como Cueva de Texcalco, lugar donde se creó
la congregación indígena.
Parras finalmente deja de pertenecer a la jurisdicción de la
Nueva Vizcaya, por Cédula Rea del 21 de mayo de 1785, se agregó junto con
Saltillo a la provincia de Coahuila, cuya capital en ese entonces era Monclova.
Otro hecho que forma parte de la historia de Parras sucedió
el 4 de julio de 1821, cuando las autoridades del lugar firman la Independencia
de México y luego 25 años más tarde, el lugar es ocupado por las fuerzas de la
intervención norteamericana al mando del general John Wool.
Para 1866, las fuerzas mexicanas derrotan a los ejércitos
franceses iniciándose así el triunfo de la República sobre el segundo imperio.
A los dos años de este acontecimiento, la Villa de Parras fue elevada a la
categoría de ciudad ostentando ahora el nombre de Parras de la Fuente, en honor
al abogado saltillense Juan Antonio de la Fuente, defensor de los mexicanos en
contra de los invasores franceses.
Durante la guerra revolucionaria Parras no se quedó al
margen, ya que el 16 de abril de 1911 las fuerzas maderistas al mando del
general Adame Macías toman la ciudad.
A pesar de las intervenciones militares nacionales y
extranjeras que vivió Parras su desarrollo económico no se detuvo, prueba de
ello fue la fuctífrera fábrica la Estrella, creada en 1854 por el coronel
Rafael Aguirre y adquirida en 1898 por Evaristo Madero (abuelo del ilustre
Francisco I. Madero y su hermano Gustavo A, Madero), mismo que fundó la
famosísima casa vitivinícola Madero y quien logró consolidar su fama internacional
en la producción de mezclilla de alta calidad.
La historia del Municipio de Parras y en partícular de la
localidad de Parras de la Fuente, sus construcciones y costumbres que han
permanecido intactas por cientos de años, le han valido su adhesión al Programa
de Pueblos Mágicos que fue elaborado por la Secretaría de Turismo.
En el año del 2004 Parras de la Fuente se convierte en la
primer ciudad del Norte de México declarada "Pueblo Mágico",
siguiéndole en el 2005 Álamos, Sonora.
Fuentes:
www.parrascoahuila.com.mx
sdpnoticias.com
www.visitmexico.com
www.parrascoahuila.com.mx
www.e-local.gob.mx
parras.com
mexicoenfotos.com
amoden .com
www.madero.com.mx
www.elclima.com.mx/fundacion_e_historia_de_parras.htm
jueves, 10 de mayo de 2018
Parras de la Fuente
Parras de la Fuente o simplemente Parras, es la cabecera municipal del municipio homónimo en el estado mexicano de Coahuila, localizado en la región sur del estado.
Su cabecera fue fundada en 1598 siendo así de las primeras poblaciones españolas en La Laguna al igual que Mapimí y Cuencamé.
La ciudad es reconocida por ser donde se estableció la primera bodega vitivinícola del Continente Americano al igual de ser la Cuna de Nacimiento del Héroe Revolucionario Francisco I. Madero.
En el 2004 Parras de la Fuente fue incluido al programa Pueblos Mágicos por la Secretaría de Turismo al considerar su gran aporte cultural, gastronómico y artístico al País.
En el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León Parras de la Fuente fue declarada Zona de Monumentos Históricos mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el miércoles 18 de febrero de 1998.
La zona fue inscrita en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el folio Real: 9 3HZM00000040.
Se localiza al sur del Estado de Coahuila en el noreste de México. En un área compuesta por abundantes mantos freáticos y a una altura de 1,520 metros sobre el nivel del mar. Considerada como parte de los municipios que forman la región Lagunera.
Se localiza a 157 kilómetros de Saltillo y a 154 kilómetros de Torreón.
Se divide en 175 localidades, cuenta con una superficie de 9,271.7 kilómetros cuadrados, lo que representan el 6.12% del total de la superficie del estado.
Limita al Norte con Cuatrociénegas, al noroeste con San Pedro de las Colonias, al este con el municipio de General Cepeda y Saltillo, al oeste con el municipio de Viesca y al sur con el estado de Zacatecas.
En el año 1568 Conquistadores Españoles salieron de Zacatecas a lo que hoy es Coahuila en busca de oro, y en medio del desierto no encontraron oro pero sí un verdadero oasis con manantiales de agua y una gran profusión de Parras silvestres que de se produce en todo él, mayormente en las riveras de sus arroyos.
Nombrando en ese momento con el nombre de Valle del Pirineo o Valle de las Parras, posteriormente nombrado Santa María de las Parras y Las Lagunas.
Fue fundada en 1598 por el padre jesuita Juan Agustín de Espinoza con el nombre de Misión de Santa Maria de las Parras y Las Lagunas. En este lugar se encuentra la vinícola más antigua del continente americano, fundada en 1597 por don Lorenzo García bajo el nombre de Vinícola San Lorenzo y que a partir de 1893 lleva el nombre de Casa Madero.
El antiguo archivo Maria Matheo que se conserva en el Antiguo Colegio de San Ignacio de Parras de la Fuente, contiene documentos probatorios de que ya durante los primeras tres décadas de 1600 se cultivaba la vid en amplias extensiones del Valle de Parras y existían pequeñas bodegas que procesaban vino.
El documento más antiguo del Archivo (expediente 1) que data de 1620 es, precisamente un edicto episcopal firmado por el Obispo de Guadalajara D. Francisco de Rivera, en el que ordena se establezca el archivo parroquias, lo cual dio origen a éste.
El Archivo es valioso no sólo por lo que se refiere a Parras —cuyo pasado revive— sino también porque trata de asuntos realizados en Viesca, en Saltillo, en Patos, en Durango, de manera que abarca el sur del actual Estado de Coahuila y una parte del vecino Durango. Pero también guarda ejemplares que relatan hechos acaecidos en la capital mexicana, en Roma, en Madrid y hasta en China, Francia y Sudamérica.
Parras fue fundado oficialmente el 18 de febrero de 1598 por el capitán Martín Antón Zapata, quien era Justicia Mayor de Las Parras y Lagunas, paraje que también había fundado 20 años antes. La primera estancia española del lugar fue establecida por el capitán Francisco de Urdiñola, en la que posteriormente se construiría la hacienda El Rosario, propiedad del marquesado de San Miguel de Aguayo.
El capitán Martín Antón Zapata emprendió el proyecto de colonizar formalmente la región desde el año de 1587, pero no fue hasta 1598 cuando, acompañado del padre jesuita Juan Agustín de Espinoza, logró la pacificación, catequización y ocupación del territorio. En 1599, por órdenes expresas del virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, se procedió a trasladar hasta esas tierras a un grupo importante de indígenas tlaxcaltecas, que en ese entonces radicaban en Saltillo. Como testimonio de tal acontecimiento, la ciudad conserva una cruz que se encuentra en un sitio conocido como Cueva de Texcalco, lugar donde se creó la congregación indígena.
Parras perteneció a la jurisdicción de la Nueva Vizcaya hasta 1785, cuando tuvo lugar la división de la Nueva España en intendencias a partir de las Reformas Borbónicas, expedidas por la corona española.
Como resultado de ello, Parras se agregó a la Provincia de Coahuila, perteneciente al grupo de las Provincias Internas de Occidente, cuya capital era Monclova. La villa de Parras fue elevada al rango de ciudad en 1868.
Sus rincones monumentales nos hablan de un desarrollo agrícola que lo coloca en los primeros lugares de la producción de vinos, aguardientes y licores diversos, tan famosos y apreciados como su industria textil especializada en la mezclilla, considerada de gran calidad en el mundo entero.
El vino se produce con orgullo desde finales del siglo XVI, gracias a la petición de las órdenes religiosas a la corona española de permitir el cultivo de la vid en esas tierras para así contar con vino suficiente para los servicios religiosos.
Junto a esta industria, la producción de textiles y la fabricación de productos metálicos y accesorios, así como la crianza de ganado bovino, caprino, porcino y aviar, atrajo la atención de innumerables ciudadanos extranjeros procedentes de diferentes partes de Europa, particularmente de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Grecia, que llegaron como asesores técnicos y vitivinícolas, dando origen a una interesante mezcla cultural y racial que ha dotado de un carácter especial a los habitantes del lugar, el cual posee 0.4 por ciento de la población indígena total del municipio, la cual tiene como lengua principal el tarahumara, seguida por el náhuatl.
Desde el siglo XVI, Parras fue conocido también con el nombre de Valle de los Pirineos, por su semejanza con el de Europa, tan propicio para el cultivo de la vid y el olivo, destacándose desde esa época un importante número de casas y bodegas dedicadas a la elaboración del vino, tales como las Antiguas Bodegas de Perote, Bodegas de El Rosario, Bodegas El Vesubio y la Casa Madero en la Hacienda San Lorenzo.
La historia de las bodegas está relacionada íntimamente con la ciudad, ya que en 1593, don José de Aslor y Virto de Vera, Segundo Marqués de Aguayo, obtuvo por merced del rey Felipe II de España un conjunto de 15 sitios de ganado menor, tierras en las cuales construyó un amplio espacio hacendario conocido como San Lorenzo de la Laguna, lugar en el que posteriormente serían fundadas algunas de las ciudades más importantes de Coahuila, como Torreón, e incluso de Durango.
Más tarde, la hacienda fue vendida en partes iguales a los señores Leonardo Zuloaga y Juan Ignacio Jiménez, de los cuales el primero obtuvo la propiedad del terreno que se encontraba en Coahuila.
Intervención
Durante el periodo de la Intervención Francesa, la hacienda le fue expropiada a doña Luisa de Ibarra, viuda de Leonardo Zuloaga, aunque después le fue devuelta en un importante porcentaje, mismo que fue adquirido por Fernando Chapman, un ciudadano inglés quien finalmente renombró al lugar como Perote, el cual se dice procede del nombre de un indígena irritila, nativo de Parras, que vivió hace 400 años y que era conocido como don Pedrote, azote de los españoles y de las caravanas que se trasladaban a las ciudades vecinas, pues continuamente él y su tribu perpetraban asaltos al acechar desde los cerros cercanos a la ciudad.
Chapman, ante la dificultad para pronunciar la D de Pedrote, lo convirtió en Perote, reinventando la fama de las bodegas que desde 1865 funcionaban ya como resguardo de los deliciosos vinos generosos, brandys y aguardientes de alta calidad que siguen siendo famosos en el mundo entero.
Por su parte, Casa Madero fue fundada a finales del siglo XIX por don Evaristo Madero Elizondo en las instalaciones de la Hacienda de San Lorenzo, consolidándose paulatinamente como una de las empresas vitivinícolas más importantes de América.
Su renombre se debe en parte a las cosechas que han dado origen a algunos de los vinos más famosos del mundo como el Cabernet Sauvignon.
Asimismo, Parras se ha distinguido también como un notable exportador de mezclilla. Mal haríamos en no mencionar a la que es considerada como una de las productoras más importantes y más antiguas, La Estrella, creada en 1854 por el coronel Rafael Aguirre y adquirida en 1870 por Evaristo Madero, el mismo que fundó la famosísima casa vitivinícola Casa Madero, quien logró consolidar su fama internacional en la producción de jeans de alta calidad, producto cuyo auge sigue en ascenso.
Revolución Mexicana
De Parras han surgido notables personajes que han destacado por sus méritos en la historia de México.
Tal es el caso del ilustre Don Francisco I. Madero y su hermano Gustavo A. Madero, nietos del empresario Evaristo Madero, que se convirtieron en ideólogos y fundadores de la lucha revolucionaria en contra del General Porfirio Díaz.
En particular, la figura de Francisco I. Madero es una de las más importantes en la política mexicana contemporánea, ya que fue el primer presidente de México después de la caída de Díaz, ocupando el cargo entre 1911 y 1913.
Fue trágicamente asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez en la ciudad de México, el 22 de febrero de 1913.
Actualidad
En el año 2013 el vino Chenin Blanc fue premiado en París como el mejor vino blanco del mundo obteniendo en dicho certamen medalla de oro para la cosecha 2013, mientras que el vino V Rosado obtuvo dos medallas de plata en ese mismo certamen, ambos pueden degustarse en el Museo del Vino. Las mejores épocas para cultivar la vid son la primavera y el verano, ya que los campos se cubren de verde y Parras se transforma en un verdadero vergel.
miércoles, 2 de mayo de 2018
Iglesia de Casa Madero
La iglesia de encuentra ubicada en la Hacienda de San Lorenzo o mejor conocida como Casa Madero la vitivinicola mas antigua de America fundada en 1568, esta ubicada en el municipio de Parras de la Fuente Coahuila.
miércoles, 25 de abril de 2018
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